Si consideramos que hemos sufrido una negligencia médica el mejor consejo es mantener la calma. Debemos evitar en todo momento un enfrentamiento verbal con personal médico pues no sirve de nada.

Si el paciente continúa en el hospital con un tratamiento lo mejor que se puede hacer es no levantar sospechas acerca de la iniciación de una reclamación y esperar a recibir el alta médica para realizar cualquier actuación.

Si el paciente ya tiene el alta médica o se trata de una actuación que no ha requerido hospitalización es momento de actuar.

Lo primero que hay que hacer es redactar con fechas todo lo que ha ocurrido sin olvidar los síntomas, los diagnósticos que nos dijeron durante el proceso y quien nos lo dijo, los medicamentos que se pautaron, todos aquellos datos que consideremos relevantes, es muy importante hacer esto para que el paso del tiempo no nos haga olvidar algún detalle que puede ser importante.

Asimismo, y sin reclamar la historia clínica, todavía, hay que recoger y ordenar toda la documentación que tengamos a nuestra disposición, es probable que durante el proceso médico nos hayan entregado hojas de alta en urgencias o recetas, cualquier documento debe ser fotocopiado para poder organizar un expediente por fechas.

Posteriormente que hay que hacer es constatar si ha existido realmente una negligencia médica y si existe posibilidad de iniciar una reclamación.

Para ello hay que acudir a un abogado experto en negligencias médicas que con ayuda de un médico analizará la documentación y el relato de los hechos y determinarán si ha existido o no una vulneración de los protocolos médicos que debían aplicarse durante la enfermedad.

Un último consejo, procura no hacer nada sin consultar antes a un abogado, puede ser perjudicial para un proceso judicial posterior.

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